Cultivar el futuro y preservar la riqueza de las zonas húmedas.

wetlands day: Egret searching for food in paddy fields
Planeta
Cultivar el futuro y preservar la riqueza de las zonas húmedas.
photo of Carlos Serrano, Sustainability Expert at ASCENZA
Carlos Serrano
Sustainability Expert
2024-02-02
Because We Care

Las zonas húmedas desempeñan un papel fundamental en la compleja relación del ecosistema terrestre, orquestando silenciosamente la danza de la vida. 
En medio del paisaje en constante evolución de la agricultura moderna, estos santuarios se encuentran en una encrucijada crucial. Acompáñanos en un viaje que explora la estrecha relación entre la agricultura del futuro y la preservación de la riqueza de los humedales.

 

La agricultura y las zonas húmedas pueden coexistir en una relación mutuamente provechosa que fomente la salud ecológica y la sostenibilidad. Las prácticas agrícolas, cuando se gestionan de forma responsable, contribuyen a preservar e incluso a reforzar los ecosistemas de zonas húmedas.

Para maximizar el impacto positivo de la agricultura en las zonas húmedas, es esencial defender y aplicar prácticas agrícolas responsables. Esto incluye el uso sostenible de productos agroquímicos, aplicar métodos de laboreo de conservación y adoptar prácticas que reduzcan la escorrentía de nutrientes hacia los humedales. Estas prácticas contribuyen a la salud general de la cuenca hidrográfica, beneficiando tanto a las tierras de cultivo como a las zonas húmedas adyacentes.

Algunas actividades agrícolas, como el cultivo de arroz o el riego controlado, pueden ayudar a regular los niveles de agua en los humedales imitando los procesos hidrológicos naturales. Esto puede ser especialmente ventajoso para evitar fluctuaciones extremas en los niveles de agua que pueden tener un impacto negativo en estos hábitats.

En algunos casos, las tierras agrícolas bien gestionadas actúan como zona tampón entre las zonas urbanas en expansión y los ecosistemas de humedales sensibles. De este modo se puede proteger a los humedales de la invasión directa y la contaminación.
Las prácticas agrícolas sostenibles pueden proporcionar apoyo económico a los esfuerzos de conservación de las zonas húmedas. Por ejemplo, las iniciativas agrícolas respetuosas con el medio ambiente pueden generar ingresos que pueden reinvertirse en proyectos de restauración de humedales o en programas de conservación. 

 

Los siguientes ejemplos demuestran que, con una gestión cuidadosa y prácticas sostenibles, es posible que la agricultura y los humedales coexistan, proporcionando beneficios ecológicos y apoyando los medios de subsistencia de las comunidades locales.

En Francia: 

  • La región de la Camarga, en el sur de Francia, es conocida por sus grandes zonas húmedas, como salinas, estanques y arrozales. Los agricultores locales practican métodos tradicionales de cultivo de arroz adaptados al entorno de los humedales. Este enfoque sostenible favorece tanto la agricultura como la biodiversidad única de la Camarga.
  • El Marais Poitevin, a menudo conocido como la "Venecia Verde", es una zona húmeda de la región de Nouvelle-Aquitaine. La agricultura de la región incluye cultivos en tierras ganadas al mar y ganadería tradicional. La coexistencia de agricultura y zonas húmedas contribuye al singular patrimonio cultural y natural de la región.
  • La cuenca del río Garona, en la región de Occitanie, abarca varios hábitats de zonas húmedas. Las prácticas agrícolas sostenibles en la cuenca, como la agrosilvicultura y la agricultura ecológica, contribuyen a mantener la calidad del agua y a preservar la biodiversidad de los humedales a lo largo del río.

 

En España:

  • El delta del Ebro, situado en Cataluña, es uno de los humedales más extensos de España. La agricultura, especialmente el cultivo del arroz es una actividad importante en el delta. Las prácticas tradicionales de cultivo del arroz, adaptadas al entorno del humedal, contribuyen a la conservación de la biodiversidad del delta al tiempo que mantienen los medios de vida de las comunidades locales.
  • El Parque Nacional de Doñana, situado en Andalucía, es un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y conocido por la diversidad de sus ecosistemas, que incluyen humedales, marismas y dunas de arena. Las prácticas agrícolas sostenibles, como el pastoreo extensivo y el cultivo tradicional del arroz, coexisten con los esfuerzos de conservación en el parque, apoyando la diversidad de la flora y la fauna.
  • El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel es un humedal de Castilla-La Mancha con paisajes únicos como lagunas de agua dulce y cañaverales. Las prácticas agrícolas tradicionales de las zonas circundantes, incluido el cultivo de secano, se han adaptado para apoyar el delicado equilibrio del ecosistema de las zonas húmedas.

 

En Portugal:

  • La Ría Formosa, situada en la región del Algarve, es un sistema lagunar costero con un mosaico de zonas húmedas, marismas salinas e islas barrera. La agricultura local de esta región incluye la producción de sal y el cultivo de almejas, que se integran en los procesos naturales de los humedales. Este enfoque sostenible contribuye a la conservación de la biodiversidad única de la Ría Formosa.
  • La ría de Aveiro, situada en la región Centro, se caracteriza por un complejo sistema de canales y lagunas de agua salada. La agricultura en las zonas circundantes incluye la producción de sal, la acuicultura y las prácticas pesqueras tradicionales. Estas actividades se han adaptado al entorno del humedal, favoreciendo un equilibrio entre agricultura y preservación ecológica.

 

En Italia: 

  • El delta del Po, en la región del Véneto, es uno de los mayores humedales de Italia. Se caracteriza por una red de lagunas, marismas y canales fluviales. La agricultura de la región incluye el cultivo del arroz, adaptado a las condiciones de los humedales. Las prácticas agrícolas tradicionales contribuyen a la conservación del ecosistema único del delta del Po.
  • El Valle dei Mocheni, en Trentino, es conocido por sus zonas húmedas y prados alpinos. Las prácticas agrícolas tradicionales de este valle, como la agricultura a pequeña escala y el pastoreo de ganado, están en armonía con el entorno natural. La gestión cuidadosa de estas prácticas favorece tanto la agricultura como la conservación de los hábitats de las zonas húmedas.

 

En Rumanía

  • El delta del Danubio, uno de los mayores humedales de Europa, es un mosaico de lagos, canales y marismas. Las comunidades locales se dedican a la pesca y la agricultura sostenibles, incluido el cultivo de cañaverales. Esta coexistencia permite preservar la biodiversidad del delta y, al mismo tiempo, mantener los medios de subsistencia de los habitantes de la región.

 

Piensa en los beneficios de integrar la conservación de las zonas húmedas en la agricultura como un asunto simbiótico. Mantener la salud de las zonas húmedas no es sólo un gesto respetuoso con el medio ambiente; es una inversión en nuestro futuro agrícola. Agua más limpia, suelos fértiles y resiliencia frente al desafío climático: estos son los dividendos que cosechamos cuando optamos por tratar los humedales con prudencia.

Como parte del Programa Nerthus, Ascenza promueve el uso sostenible de la agricultura, ayudando a mejorar la biodiversidad y la protección medioambiental de las zonas protegidas. Los ejemplos mencionados ilustran el camino a seguir. Las comunidades y regiones que adoptan una coexistencia armoniosa entre la agricultura y las zonas húmedas están cosechando recompensas incalculables.